Más allá de pasar a la historia como el año en el que la pandemia de Covid-19 causó estragos por todo el mundo, 2020 también dejó motivos para la preocupación climática. Fue el segundo año más caluroso desde que hay registros, solo por detrás de 2016.
El resultado de un estudio científico internacional denominado Artic Report Card, constató que la capa de hielo ártica marcó el segundo nivel más bajo jamás registrado a través de satélites. El deshielo del ártico ha abierto una ruta de navegación cada vez más utilizada que tiene apariencia de poder convertirse con el paso del tiempo en un nuevo punto clave del comercio.
Por primera vez en la historia, un buque de comercio pesado ha completado la ruta del Ártico en pleno invierno. Hasta enero de este año, solo era transitada por los buques de transporte en verano, cuando la capa de hielo es menor, pero ahora estaríamos hablando de cifras del mismo orden de magnitud que lo que supone Suez o Panamá.
La compañía rusa Sovcomflot, firma detrás de la histórica travesía invernal, cifró en 5.000 kilómetros el ahorro que representó para su viaje desde Sabetta (Rusia) hasta Jiangsu (China) frente al tradicional a través de Suez.
En lo que a ahorro de tiempo se refiere, se detalló que es un viaje un 40% más corto que el de la alternativa egipcia y que eso supone menos emisiones contaminantes para el planeta. Una de las grandes preocupaciones respecto al uso de la ruta del norte es el posible daño ambiental y el efecto que puede causar en la capa de hielo un hipotético tráfico intenso de grandes navíos. A medida que el hielo se va derritiendo, esta zona se abre para permitir nuevas rutas de navegación y otras actividades industriales, lo que implica llevar al Ártico las mismas amenazas a las que ya se enfrentan nuestros océanos cada día.
En los últimos seis años, el volumen de tráfico se ha multiplicado por ocho. Rusia está construyendo rompehielos capaces de escoltar caravanas con buques portacontenedores. Debido al calentamiento global, la temporada de navegación es cada vez más larga. La Ruta Marítima Septentrional permite entregar contenedores desde Vladivostok a San Petersburgo en una media de 27 días. Esto es un 150% más rápido que a través del canal de Suez. Sin embargo, esta última opción sigue siendo un tercio más barata.
Advierten de que es cuestión de tiempo que el tráfico aumente. Si desgraciadamente no se consigue frenar el cambio climático, atravesar las aguas del Ártico será cada vez más fácil y podrá extenderse durante más meses al año, lo cual incrementará el tráfico.





